La foto recuerdo.

Plaza de Armas de Lunahuaná, Perú

Puede que la veas mejor si haces clic sobre la foto y luego pulsas F11.

Antiguamente, hace ya tanto tiempo que ni siquiera registros históricos se conservan, las fotografías, tras un complejo proceso físico-químico, se imprimían en unas láminas rígidas compuestas básicamente por celulosa a las que llamaban papel. Las gentes de aquella época las conservaban durante generaciones por un cierto tabú según el cual destruirlas era equivalente a hacerlo con la persona o personas que aparecían en ellas. Esto permitió atribuir a la fotografía un gran valor como recuerdo ya que, de vez en cuando, solos o en compañía, repasaban sus álbumes y decían cosas como: «Mira, mira, esto fue el día en que estuvimos en Lunahuaná».

Ahora, cuando las memorias de nuestros smartphones se saturan, simplemente las borramos o las pasamos a la nube donde se diluyen para siempre. Nuestros recuerdos se difuminan en la niebla del tiempo hasta que, finalmente, desaparecen. Ya nadie recuerda el día en que estuvo en Lunahuaná.

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Texto tomado de: «Reflexiones de un Tarado».

Atribuido a: Miguel Arcángel de Vallejera y de Riofrío.

Barbra Streisand — Memory.

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